Por Javier Bruna. En el caso presente, Don F. J. L.V., -de 59 años, hipertenso, fumador- fue atendido en el servicio de urgencias del Hospital de Denia el día 09/10/12 sobre las 9 horas de la mañana por un cuadro de unas cinco horas de evolución de acúfenos y mareo con inestabilidad, imposibilidad para mantenerse de pie, debilidad general, dolor abdominal difuso en toda la cavidad abdominal focalizado en epigastrio, con episodio de opresión torácica autolimitado en cinco minutos, y constatándose en la exploración física hipotensión.
Aparte de un electrocardiograma y poco más, el facultativo que lo asistió no le realizó una RX de tórax hasta las 17:00, y a pesar de que ésta mostró ensanchamiento mediastínico ni siquiera en ese momento le tomó los pulsos periféricos.
Es un hecho bastante común que la asistencia en Urgencias en ciertos Hospitales deja mucho que desear. Si bien es cierto y conocido que hay gente que acude a Urgencias de modo innecesario colapsando el Servicio, no es menos cierto que pacientes con gravedad extrema no son debidamente atendidos y no se les hace las pruebas preceptivas y exigibles, como ha sucedido en el caso descrito.
La Sentencia establece muy claramente un retraso en el diagnóstico por no haber tenido en cuenta los riesgos cardiovasculares del paciente (edad, fumador, HTA, etc.); por no haber hecho antes la RX de tórax y no haber reaccionado ante el resultado de ensanchamiento mediastínico, así como por no haber tomado hasta la medianoche los pulso periféricos, etc. para acabar concluyendo:
“Valorando todo lo anteriormente expuesto, puede concluirse de forma racional que existió un retraso en el diagnóstico existiendo una negligencia derivada del hecho de que no se tuvieron en cuenta determinados antecedentes y signos clínicos, lo que provocó la falta de práctica de una serie de pruebas médicas que hubiesen sido fundamentales a la hora de efectuar un diagnóstico que tal como se demostró podía haber sido diagnosticado con mayor antelación a la que se produjo, lo que hubiese aumentado las posibilidades de supervivencia”.
En definitiva: En Urgencias, tantas veces, «pagan justos por pecadores» y en ocasiones, por saturación del Servicio o por pensar que se acude sin necesidad o simplemente por falta de la debida diligencia del personal sanitario, lo cierto es que no se está al tanto de la gravedad extrema de un paciente, cuya vida depende de que sea bien y correctamente atendido y de modo inmediato, sin esperas ni dilaciones que le pueden acarrear, como en este caso, la muerte.